LATINITUDES es un proyecto fotográfico en curso, que procura expandir e intensificar la relación entre el artista brasileño Leonardo Finotti y la arquitectura de América Latina. Se trata de un trabajo que a la fecha abarca diez países, diez realidades diversas[1]. La arquitectura moderna sirve de base, es un hilo conductor a través del cual Finotti elabora una construcción personal hecha de imágenes. LATINITUDES, un neologismo proveniente del portugués, combina las palabras “latitudes” y “latino”, y propone una narración lineal a través de fotografías de arquitectura en 7 ciudades ordenadas, de sur a norte, por su latitud[2].
La arquitectura moderna refleja un momento de optimismo, una época de trabajo colectivo con un mismo objetivo: el progreso humano. El ser moderno es un ser en comunidad, que entiende el progreso como plataforma para el bienestar común. El espacio moderno es fluido, es espacio público, aun en los interiores y en ámbitos privados. En conjunto, esta arquitectura es el paisaje más característico de nuestras ciudades, escenario privilegiado para su concreción como proyecto colectivo.
Formalmente, esta arquitectura renovadora, originaria de Europa en los albores del siglo pasado y estimulada por las vanguardias figurativas, implicó una revolución en la concepción de los objetos. Liberada de la composición clásica y de todo lo que era considerado superfluo, la expresividad del lenguaje moderno reside en el espacio y las formas abstractas. A diferencia de lo que acontecía con el canon que vino a desplazar, el universo expresivo de cada obra moderna refiere a sí mismo: cada proyecto establece sus normas de composición, y el usuario tiene un rol activo en este proceso, a través de su percepción dinámica. Además, nociones tales como razón, verdad o pureza se asociaban a las construcciones modernas de la primera mitad del siglo XX, imprimiéndole un valor moral.
Entretanto, a través de la rápida difusión de obras de referencia y el carácter mesiánico de algunos de sus más importantes representantes (imposible no nombrar aquí a Le Corbusier, quien visitó Montevideo en 1929), son obvias ciertas constantes en sus resultados, lo que a mediados de siglo sería llamado International Style. Tempranamente, en América Latina se adoptó esta nueva cultura arquitectónica, pero de forma inmediata comenzaron a surgir innovaciones y adaptaciones locales, que tuvieron su apogeo en el proyecto de Lucio Costa para Brasilia y sus principales edificios diseñados por Oscar Niemeyer. Sin embargo, como ha estudiado el profesor Fernando Lara[3], la historiografía de la arquitectura está muy lejos de reflejar la relevancia que tuvo y tiene la arquitectura moderna en Latinoamérica.
El acercamiento de Leonardo Finotti a la fotografía de arquitectura moderna comenzó de forma espontánea en Brasil. Un importante proyecto sobre la obra de Niemeyer, con motivo de su centenario, le dio un primer sentido a su trabajo, al convertirlo en búsqueda, en colección exhaustiva (al día de hoy aquel trabajo cuenta con más de 200 proyectos fotografiados). Otros proyectos, como el que se centra en las casas proyectadas por Paulo Mendes da Rocha (el año pasado galardonado con el León de Oro de Venecia, el premio del RIBA inglés y el Imperial de Japón), le permitieron encontrar constantes en su fotografía y el desarrollo de un lenguaje propio y depurado.
Lo que en un principio fue una relación de empatía, de valoración de calidad arquitectónica (Finotti es también arquitecto) al tiempo derivó en una necesidad autoral. La arquitectura moderna es hoy día el mejor vehículo para expresar el encuentro entre el espacio, la forma, la materia y una visión muy personal.
Paulatinamente el artista visual comenzó a aparecer en las fotografías. Su trabajo destaca a través de su visión ordenada, su estructuración espacial, su refinamiento obsesivo. Una búsqueda inicial por la objetividad (que deja ex profeso de lado la pretensión de originalidad) se transformó, por repetición, en subjetividad. Es la composición la que produce la escena fotografiada, como una sutil maya invisible que ordena las formas y las líneas; es la proyección del discurso de Finotti sobre el espacio la que emerge una y otra vez en las fotografías de LATINITUDES.
En el 2015 el MoMA de Nueva York exhibió su mayor muestra de arquitectura Latinoamericana, Latin America in Construction: 1955 – 1980. Esta exposición celebró los 60 años de otra muestra, también del MoMA, que presentaba arquitectura de América Latina entre 1945 a 1955. Uruguay tuvo un capítulo en la exposición de 2015, que contó con el apoyo de la Facultad de Arquitectura de la Udelar. Leonardo Finotti fue convocado por el museo para hacer un ensayo contemporáneo, que además de estar presente en la exposición, abre el catálogo de la misma con un portfolio personal (a partir de lo cual 15 de sus fotografías entraron a la colección permanente del museo).
Aquel trabajo, que se extendió durante siete años y que llevó a Finotti a viajar por toda América Latina, dio origen al que hoy se muestra en el Museo Zorrilla. Sin embargo, a diferencia de la exposición del MoMA, esta selección de fotografías en blanco y negro nos acerca una mirada más personal e íntima del fotógrafo. LATINITUDES fue concebida en 2015 en São Paulo, con la curaduría de Michelle Jean de Castro, y bajo el nombre Identidade Latino-Americana se expuso originalmente en la galería Bolsa de Arte de la misma ciudad. En ese mismo año participó en la Bienal del Mercosur en Porto Alegre, y con el nombre Ecos del MoMA recibió el primer premio en la Bienal Internacional de Arquitectura de Buenos Aires. También formó parte de la retrospectiva Latin America Collection, expuesta en la Galerie 94 en Suiza, donde se presentó además el primer tomo del libro A Collection of Latin American Modern Architecture, editado por Lars Müller Publishers. El libro es una versión editorial a partir del concepto de LATINITUDES, pero la selección de ciudades difiere de la presente exposición. Finotti prepara actualmente un segundo tomo de este libro, para el cual acaba de recibir una beca de la Graham Foundation. El proyecto incluye aun un tercer tomo.
LATINITUDES en Montevideo
Montevideo es una ciudad moderna: el proceso de modernización de la ciudad es principalmente un producto del batllismo, como lo explica el historiador Gerardo Caetano: “Batlle y muchos de los principales dirigentes colorados que lo apoyaron en el 900 privilegiaron con mucha fuerza el proyecto de refundar Montevideo. Sus iniciativas en tal sentido se perfilaron sin temor a transformar lo que quedaba de la ciudad del siglo XIX, a los efectos de dar espacio y posibilidades para la emergencia de una ciudad efectivamente nueva. (…) El proyecto de la ciudad batllista resultó entonces un territorio abonado para explotar la difusión de ideas y valores, así como también un laboratorio donde corporizar sueños y deseos”[4] Como consecuencia de este proceso, que establecía una clara predominancia de lo publico por sobre lo privado, en las primeras décadas del siglo pasado Montevideo ve nacer parques y avenidas, donde se destaca muy especialmente la construcción de la Rambla sur.
La Facultad de Arquitectura se funda en 1915 (la carrera existía desde 1894) y tiene un rol preponderante en la formación de los profesionales que abrazarían, unos años más tarde, los preceptos modernos. La figura del profesor Monsieur Carré establece la transición entre la enseñanza academicista del Beaux-arts y una forma menos dogmática de enseñanza estructurada en torno al taller. También es relevante la presencia de la Sociedad de Arquitectos del Uruguay, cuya revista, editada desde 1914, difunde las imágenes de la nueva arquitectura que llega de Europa.
Han transcurrido apenas treinta años desde el comienzo del siglo y ya fueron proyectados en Montevideo el Estadio Centenario, el Hospital de Clínicas y el Instituto de Higiene, La Escuela Experimental de Malvín, El Palacio Lapido, el Edificio Centenario, y las viviendas de Mauricio Cravotto y Julio Vilamajó, entre otros. Pocos años más tarde llegarán el IPA, la Facultad de Ingeniería, la de Arquitectura, decenas de edificios destinados a escuelas y liceos, y tramos de promoción privada de una gran coherencia, como la Rambla de Pocitos (donde se destacan el edificio El pilar en el centro y en un extremo el Panamericano) o la Avenida del Libertador. Más adelante, a partir de la influencia del taller Torres García, algunas obras integrarán el uso del ladrillo, como el nuevo BPS, el Club AEBU, los Depósitos Montevideo y numerosos proyectos bajo el sistema de Cooperativa de Vivienda, como el Complejo Bulevar. Capítulo aparte merecería el Urnario II del Cementerio del Norte.
Actualmente dos corrientes se cruzan y contraponen: por un lado el dinamismo económico plantea un rápido recambio de las construcciones antiguas, sin medir la calidad de lo que se demuele, sin asegurar la calidad de lo que se construye; por el otro, una creciente preocupación de parte de la academia por el patrimonio moderno (como la presentación ante la UNESCO de la obra de Eladio Dieste) y, gracias a las redes sociales, la aparición de “activistas” que defienden las construcciones de valor de aquella época. Esta exposición puede colaborar en la valoración social de la arquitectura moderna de Montevideo, a la vez que enmarcar sus particularidades en el contexto Latinoamericano.
[1] Los países son Uruguay, Argentina, Chile, Paraguay, Brasil, Perú, Colombia, Venezuela, México y Cuba.
[2] Las ciudades son Montevideo, Buenos Aires, São Paulo, Bogotá, Caracas, Ciudad de México y La habana.
[3] Fernando Luiz Lara dirige el grupo de investigación Latin American Modern Architecture en la University of Texas at Austin.
[4] Caetano, G. “A propósito de las políticas de ciudad en el Uruguay: La ciudad batllista y algunos ecos contemporâneos” Revista de la Facultad de Arquitectura #10. Montevideo. 2012. Pg 26-43.
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autor: gustavo hiriart
publicado originalmente en el catálogo de la exposición Latinitudes, Museo Zorrilla (Dirección Nacional de Cultura, Ministerio de Educación y Cultura) Montevideo, Uruguay